Tocarlo, abrirlo..Meterme en él.

Temprano, tarde o a cualquier hora.

Día lluvioso, caluroso o con ninguna particularidad.

Me levantaba, a veces deseando que el sueño hubiese sido real, otras, rogando que ese delirio no me visitara nunca más.

Él estaba ahí. A un costado de mi cama.

Siempre estaba ahí. Abierto, para que yo introdujera algo mío en él y él en mi.Aguardando para intercambiar emociones y sentidos.

Él siempre me esperaba. Yo sentía como introducía una fuerza en mi cuerpo. Era el único conducto que me producía tanta excitacion.

Yo comía cada una de sus partes. Lo tocaba, lo acariciaba, lo daba vueltas y lo volvía a tocar.

Él sentía mi piel rozarlo sin parar. Él notaba mis manos meterse en cada hueco en el que pudieran entrar.Conocía mis estremecimientos cuando algo de él me asombraba, y mi transpiración cuando partes suyas me la provocaban.

Lo veía cada vez mas cerca,lo sentía cada ves mas dentro mío. Ya era una parte de mi,ya éramos los dos un mismo cuerpo. éramos uno...

Cuando me desidía suspender ese momento de placer,Cómo deseaba no separarme de él!

Muy suavemente lo retiraba.Pensaba en esas frases dulces que me había susurrado,o esos gritos estruendosos que me había proferido.

Lo cerraba a un lado y lo hacía esperarme. Sabía que no se movería de ahí. Siempre estaba aguardándome para que yo lo abriera y así, él desplegarse sobre mí y transferirme nuevas intensidades.

Cuando esa noche regresé y corrí a su encuentro revolviendo las sabanas: Qué alegría ver que estaba ahí!, listo para ser tocado,abierto y leído.

Cuántas cosas se pueden hacer con un libro! Cuántas revoluciones provocaron a lo largo de mi vida.

Perfumé mis sábanas y cortinas. Me acomodé poniéndolo lo más cerca mío posible, y otra vez...volvimos a ser uno.